18 septiembre 2008

La visita

Creo que todos, muchísimas los R2 y bastantes los R1, podríamos comentar vivencias y experiencias de nuestro incipiente ejercicio profesional, en el que el aprendizaje adquiere cada día una dimensión humanista más profunda. Como mis compañeros/as no parecen soltarse al ruedo de contarlas, hasta ahora, me animo a trazar someramente lo que me hace sentir una de las tareas más apasionantes, la visita del médico al domicilio del paciente, a su verdadero ambiente, donde padece cada hora la enfermedad. La llamada al centro de salud para dar el aviso presupone una situación de impedimento, por edad, por encontrarse encamado, en el mismo lecho del dolor. No en vano, la sabia etimología nos define como "los que estamos junto al que yace". La enfermedad se ha agravado y el paciente no puede desplazarse. El médico acude a su casa, y sólo conocer las características de la vivienda, del entorno social y familiar, las condiciones de vida, le revela causas y le orienta hacia actitudes a seguir. El médico se explica y se planifica al hallar al paciente en su ambiente natural. La asistencia se desarrolla en las condiciones más sencillas, con la ayuda del maletín y la agudización del ingenio, recurriendo a lo mínimo en la mayoría de las ocasiones, exprimiendo el efecto terapéutico de la conversación. Cada enfermo es un mundo, y cada enfermo de cada casa un reto todavía más apasionante. ¡Cómo disfruto cuando Pedro y yo vamos de visita por las casas!
Tomás